domingo, 15 de noviembre de 2009

LA CONCIENCIA DE UN GRANDE: NAPOLEÓN BONAPARTE.



Preocupado por las devastadoras consecuencias que había dejado la revolución en Francia, decidí luchar por el bienestar de mi comunidad. Tras dar el primer golpe de estado a la constitución que nos regía y poderme instaurar como primer cónsul vitalicio, empecé a imponerme en mi sociedad, a implantar mi política de gobierno, pero no de una forma incorruptible, sino tratando de dar espacio a la opinión populista que antes no había existido.
Los cambios tan radicales que proporcionó el Antiguo Régimen, dejaron al país en condiciones catastróficas, y sus habitantes pedían a gritos la remodelación de los diferentes estamentos de los que eran excluidos por su clase social o sus ideologías, para esto pensé seriamente en establecer un cambio en la educación, pensando en grandes y en chicos, dando la oportunidad a ricos y pobres, abriendo las puertas a nuevas ideas y explorando nuevas inteligencias. Mi principal proyecto fue crear una educación por niveles que se organizaría en un nivel primario, otro secundario y uno superior, de esta forma garantizar a la urbe un progreso intelectual que lógicamente incidiría en la evolución de la patria. Fundé por otro lado, instituciones como la École Normale, en Institut de France o la Universidad de Francia que intensificaron la preparación de grandes investigadores.
El arte fue otra de mis preocupaciones, quise empezar a convertirla en una gran cultura digna para las masas, y así junto con grandes artistas las obras se expusieron en lugares accesibles para todos, haciendo de este hecho otro de los avances más novedosos en Francia. De esta manera nació el “le musée public” cuyo icono más importante fue el museo de Louvre, instaurado en París que en algún tiempo fue propiedad de los monarcas.
Mi legado de educación y perfeccionamiento marcó definitivamente a la sociedad, no sólo francesa sino europea, dándole un mayor nivel de intelectualidad y progreso cultural. Para muchos de mis admiradores fui considerado como “El Monarca Iluminado» debido a mi extraordinario talento y capacidad de trabajo. En mi conciencia sólo retumba el sentimiento de satisfacción, que cualquier grande como yo desearía poder tener.
LINA MARÍA ORTEGÓN.

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